Después de los padres, probablemente sean los maestros las personas más influyentes en el desarrollo de un niño: forman valores, promueven la curiosidad y la investigación, transfieren conocimientos y acompañan en el desarrollo de habilidades. Los buenos docentes marcan una etapa de nuestras vidas y de alguna forma, convierten a la escuela en nuestra segunda familia cuando no la reemplazan o complementan. Son valiosísimos elementos transformadores que pueden cambiar el destino de una nación.
Todo esto que puede llevarse a cabo en sentido positivo para bien del alumno cuando hablamos de profesores que se esfuerzan constantemente, actualizando sus competencias; pero también puede darse lo contrario, afectando negativamente el desarrollo del niño o adolescente cuando hablamos de profesores que no tienen los valores, capacidades, técnicas y conocimientos suficientes para ser un buen ejemplo y un modelo a seguir para ellos. Y es ahí donde la meritocracia cobra especial relevancia. ¿Queremos niños justos, honrados, asertivos, seguros de sí mismos, curiosos por la ciencia y el conocimiento, o queremos niños que se contentan con poco, que no diferencian entre el bien y el mal, que le dan poca importancia al estudio y se resignan a la pobreza, al “así nomás”?
En el día Mundial del/la Docente queremos saludar a aquellos maestros y maestras que cada día se esfuerzan en preparar una mejor clase, en despertar la curiosidad en sus alumnos, en escucharlos y darles valiosos consejos y en ser un modelo respetable de individuo y de ciudadano; maestras y maestros que viven capacitándose y actualizando sus conocimientos para estar a la altura del mejor futuro que merecen nuestros niños: maestros con mérito.